domingo, 13 de septiembre de 2020

El ocio

 Hoy reproduzco aquí este artículo de mi padre:



lunes, 24 de agosto de 2020

El pasado

 Antes de ayer estuve pensando en algunos versos de Eliot. Estos versos eran en concreto sobre el pasado y los ancianos

En los versos se dice "What did they bequeath us, our elders?" Algo así, y luego, porque entonces los recordaba, pero ahora no, algo así como "merely a receipt for deceit" Claro, ahora que está tan en boga lo de los jóvenes, siempre lo ha estado, el canto a la juventud es un lugar común, un topoi, los versos se hicieron terriblemente actuales. Eliot sabe eso, porque uno de sus ensayos más importantes es "Tradition and the Individual talent" pero en cualquier caso , estos versos se me hicieron terriblemente actuales. Terriblemente actuales porque los asideros que tiene ahora la sociedad, no me sirvieron, y entonces recurrí a un libro. El de mi padre. Reí, lloré, (o casi) y pensé. 

También, ahora que está tan de moda eso del presente recordé los versos del mismo libro del autor, y me parecieron espléndidos: " This is the use of memory: for liberation". Bueno, ..nada más que decir al respecto.

Y por último recordé la imagen de mi padre del poeta como un jinette que viaja en la oscuridad y vuelve cargado con ...un ónix o el fuego. Y se me hicieron más vigentes. No me sé el poema, es uno de los últimos. 


domingo, 29 de septiembre de 2019

Tengo el recuerdo aquí. La luz aquella]


ArribaAbajoTengo el recuerdo aquí. La luz aquella
del jardín por la tarde en el estío,
y los vencejos en el ancho río
de la tarde tranquilamente bella.

¡Oh Señor, oh terror!, tu amor lo sella,
y el instante no pasa. En el sombrío
jardín, el agua, el tiempo, sigue. Mío
sigue el instante aquel, sigue la huella

de su paso en el alma. La memoria
va escribiendo la tarde y el relente
y el frescor del jardín recién mojado.

Alguien se acerca. Y es la misma historia.
Alguien que llega. Tú. Precisamente
hablábamos de ti cuando has llegado.

J.A. Muñoz Rojas.

R

XII


ArribaAbajo Rosa, mi corazón, mi latifundio,
mi campo de amapolas, mi arroyuelo,
mi torreón de mirlos, mi rocío,
mi noche de verano, mi proyecto
al fresco de la tarde, mi ola, ¡salta,
salta a mis brazos! Deja que revuelva
un poco tu cabello, mientras pienso
en la colmena oscura, con las mieles
ya colmadas de agosto, y el murmullo
de las abejas. Corazón, mi Rosa,
te adoro simplemente. ¿Te lo he dicho?


Cantos a Rosa.

Muñoz Rojas

ArribaAbajoMiguel

ArribaAbajoTú, mejor que nadie, a tus alturas,
sabes que no, Miguel, sabes que no.
Mientras mordiste el ajo vivo
y la almendra amarga y las collejas,
y te agarraste a la esteva, y fue el silbido
tu palabra; mientras bañaste
en tus ojos la luz del campo, y no cubriste
sino con cáñamo tus pies, y acariciaste
tu libertad para ti mismo.
Mientras mordiste los ásperos limones
y el barro, Miguel, que era tu nombre, fue tu tierra,
y hablaste con silbidos los diálogos
de la tierra, la madre, fue en tus labios
fiel clavel de la tierra, la palabra.

José A. Muñoz Rojas.

El cristo de Velázquez

ArribaAbajoEl Cristo de Velázquez


ArribaAbajoInmóvil y perfecto, estás clavado.
Nuestra mortal angustia se estremece
cuando ni sombra de dolor parece
donde todo el dolor se ha consumado.

Grita, Señor. Retuércete. ¿El costado
no atravesó una lanza? ¿No te mece
el dolor en su cuna? ¿Qué flor crece
en tu frente, que así te ha coronado?

¿No es tu sangre de hombre la que vierte
el cuerpo, ni sudor el que derramas,
ni peso humano el que te tiene inerte?

¿Por qué, entonces, Señor, hombre, no clamas?
¿O es que te tiene en pie frente a la muerte
la fuerza de lo mucho que nos amas?


Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes: José Antonio M. R.

martes, 7 de agosto de 2018

La épica como fútbol

La épica ha sido sustituida por el fútbol. Por eso no ha de extrañarnos la resonancia mediática que tienen tales eventos, ni su discurso.

domingo, 25 de marzo de 2018

Algo va mal en una sociedad en la que cuando sales a la calle te ves a miles de chavales corriendo con los trajes de nylon de colores fluorescentes ajustados corriendo y no te ves a nadie sentado en un parque o en un banco leyendo, algo va mal.En la escala de valores de la sociedad

Sólo nos queda patinar en el monumento de Bécquer.