lunes, 18 de abril de 2011

Una

Una máquina que pueda pensar
¿Y una máquina que pueda sentir?
¿Qué es el pensamiento sin senti...?

martes, 12 de abril de 2011

La televisión es una ventana al mundo: la cuestión es si mira a un valle o a un vertedero

domingo, 10 de abril de 2011

El paraíso en la mano (Diario de una co...)




Ayer fue el tercer día que corrí. Duré 4 min. La cosa fue como sigue:
Hacía una tarde espléndida. Eran las 7: 45. Las calles ajardinadas tenían todavía algo del resplandor del sol. Corría viento. Así que cuando llevaba dos minutos corriendo y empecé a notar el viento y a cansarme pensé: "lo que me faltaba viento en contra". Todo fue bien hasta llegar a la primera cuesta. Mi barrio es precioso, y no lo conozco. Está lleno de chalecitos y chaléts enormes, con setos, árboles...Llevo 6 meses viviendo aquí y no me había dado cuenta de que mi plaza tiene tres salidas, la plaza dónde vivo. Salí por la nueva salida, que al principio no veía. Crucé la calle y me dirigí al parque que me había recomendado mi amigo. Luego como la tarde estaba tan bonita decidí que iba a correr por los alrededores y conocerlos mejor.Calenté en un chalecito pequeñito que tenía entrada pero no tenía valla ni seto, sólo un patio. Después empecé a correr. Al principio siempre empiezo muy bien respirando con ritmo. Dos inhalaciones (por la nariz) dos exalaciones. Pero en cuanto han pasado unos momentos empiezo a respirar por la boca. Ya las inhalaciones de la nariz no me sirven. Me falta aire. Es curioso pero incluso al principio cuando empiezo a inhalar por la nariz tengo la sensación de que el aire no me llega a los pulmones. Luego cuando empiezo a respirar por la boca, la respiración se hace más fluída.
Calenté porque ayer (y la primera vez que corrí hace 3 meses) al dar el primer paso el tobillo se me dobló y un poco más y vuelvo a casa...Corrí calle abajo, hasta llegar a un cruce que me gusta mucho. En el cruce pasaron varios chavales maravillosos con sus coches con los altavoces a toda potencia con música bacalao o similar, muy agradables y gritando desde el coche. Yo no sabía que camino escoger. Y me decidí por la cuesta. Giré a la derecha porque nunca había ido por allí.
Una vez que subí la primera cuesta me perdí. En realidad no acabé de subirla, cuando iba por la mitad me paré y giré a la derecha, por la calle Sevilla. Ya estba hecha polvo. En el camino de vuelta recogí unos paraísos, y volví, buscando el camino, a ratos corriendo y a ratos andando con los paraísos en la mano