No sé si esto es producto del nuevo sistema educativo. En el que los chicos pueden pasar de curso sin los requerimientos mínimos, o, desde cierta edad ya saben que no cursarán ciertos estudios avanzados, (entre comillas) por lo cual saben que los estudios no tendrán cierta relevancia en su vida, y que, además, nadie les va a decir que no la tienen, no sé por qué es; pero veo en la calle muchachos, muchos, en los que se observa que la Educación, en el más amplio sentido de la palabra (que los incluye todos) es algo, si no despreciable, al menos, insignificante.
Junto con esto se observa otro tipo de muchachos, y jóvenes. No sé si se está creando un cisma educacional, o si ya existía y se ha agravado. Lo cierto es que esto a la larga no provoca sino una fractura social, con un agravante, como contaba hoy mi amiga Mª José Carmona, en un artículo de un amigo que me envió sobre el triunfo de los mediocres. Este no es el triunfo de los mediocres. Es el triunfo del "hombre de las cavernas" porque la fuerza, hasta dónde se supo, siempre pudo más, aunque no mejor.
domingo, 17 de junio de 2012
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